Este juego, diseñado por Shigeru Miyamoto, cambió rotundamente la historia de los videojuegos. Nada más salir a la venta se convirtió en un Best-seller y un imprescindible. Además salvó de la quiebra a Nintendo y a su consola. Pocos juegos han causado tal impacto entre público y crítica. Fue el primer juego en recibir un 40/40 en la prestigiosa Famitsu, y a día de hoy sigue siendo el juego mejor puntuado en Metacritics. Si existe un Monte Olimpo de los videojuegos, Ocarina of Time lo habita sin ninguna duda, y me atrevería a decir que pocos juegos deben estar por encima de él. Link agrandó su leyenda con este juego y Hyrule se convirtió, por méritos propios, en un país más del mapa. 6 años de desarrollo y el cartucho más grande jamás creado, montones de personajes, diálogos y una historia que te enganchaba nada más empezar. The Legend of Zelda: Ocarina of Time fue todo esto y mucho más. ¿El juego perfecto? Difícil responder esta pregunta, pero sólo el hecho de planteárnoslo ya lo encumbra dentro de la historia. En mi opinión, Si. Un juego perfecto, que no quiere decir que sea el único.
Empezábamos con Link niño en la bonita villa de Kokiri. A partir de aquí comenzaba la historia. Primero teníamos que conseguir 3 piedras para poder abrir el templo del tiempo. Una se encontraba en el bosque, otra en el volcán y otra en el agua. Cada mazamorra era un mundo que explorar, al igual que el enorme país de Hyrule. Objetos a conseguir, misiones secundarias, canciones, armas, corazones… había de todo. Pero esto sólo era el principio. Con las 3 piedras Link entraba al Templo del Tiempo y aquí se hacía mayor. Las posibilidades del juego se multiplicaban con Link adulto. 5 medallones a encontrar, más armas, más objetos, más canciones, más personajes, más localizaciones, más jefes finales… de todo. Las mazmorras eran autenticas proezas arquitectónicas, especial mención merece el templo del Bosque. Grandiosa aventura, horas y horas de diversión sólo haciendo los objetivos principales. Los objetivos secundarios eran un mundo aparte, las botellas, las Skulltulas, las flechas, las carreras, las armas, los Poes, los corazones, las gallinas, pescar, las mascaras… Era (y es) un juego prácticamente ilimitado. Revolucionó por completo los juegos de Rol y los RPG, las aventuras y los juegos de acción. Absolutamente genial.
Y si la historia, objetivos y argumento eran geniales los aspectos técnicos también eran una maravilla. Hasta el año 1998 nunca se habían visto unos gráficos así, nunca un juego había tenido tanta libertad de acción. Obviamente los gráficos, comparados con los de hoy en día, se han quedado muy desfasados, pero se tienen que analizar como si estuviéramos en el 98. Y con está premisa sólo podemos decir una palabra: magistrales. Musicalmente el juego era otra maravilla, composiciones dignas de una gran superproducción de Hollywood, todas interpretadas por una orquestra, memorable, por ejemplo, la canción del templo del Tiempo. Aún hoy la escuchas y se te ponen los pelos de punta. Y que decir de las canciones que se tocaban con la Ocarina. Eran composiciones cortas, pero muy pegadizas y originales. La del tempo del bosque, sin ir más lejos, era genial. De hecho la música de la mazamorra del Bosque es la mejor música que recuerdo. Que tiempos aquellos…
Me gustaría alargarme más, e incluso hacer la review que en aquel entonces no pude hacer. Pero sin duda alguna este es uno de los juegos de mi vida, y de la vida de mucha gente. Uno de los juegos de nuestra vida, vaya. The Lengend of Zelda: Ocarina of Time. Si tenéis la oportunidad de volverlo a jugar no os lo penséis ni un segundo, uno de los mejores juegos de la historia (o quizá el mejor) se merece toda vuestra atención. Los usuarios de la Wii lo pueden disfrutar por Internet, así que ya sabéis…. ¡A jugar!